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Arcanos Mayores y Menores

  • Foto del escritor: Ana Ricci
    Ana Ricci
  • 12 abr
  • 2 Min. de lectura

El tarot es mucho más que un mazo de cartas. Es un lenguaje simbólico, una herramienta de conexión interior, un espejo del alma. Y dentro de ese universo, las cartas se dividen en dos grandes grupos: los Arcanos Mayores y los Arcanos Menores.


Los Arcanos Mayores son 22 cartas que representan grandes temas del viaje del alma. Cada una de ellas refleja un arquetipo universal: El Loco, La Emperatriz, El Ermitaño, La Fuerza, La Muerte… No hablan de sucesos cotidianos, sino de movimientos profundos del ser. Son cartas que marcan etapas, aprendizajes, tránsitos de vida. Cuando aparecen en una lectura, suelen señalar momentos clave, desafíos existenciales o llamados del alma a despertar, soltar o transformar.


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Los Arcanos Menores, en cambio, son 56 cartas divididas en cuatro palos (Bastos, Copas, Espadas y Oros), y se ocupan de aspectos más concretos de la vida diaria: pensamientos, emociones, decisiones, relaciones, trabajo, cuerpo, materia. Funcionan como un mapa más detallado de lo que está ocurriendo en el presente, y de cómo estamos reaccionando ante ello. Si los Arcanos Mayores muestran la película de fondo, los Menores revelan escena por escena, gesto por gesto.

Los palos también tienen una dimensión simbólica y energética:


  • Bastos: la acción, la pasión, el impulso, el fuego interior.

  • Copas: las emociones, el amor, los vínculos, la sensibilidad.

  • Espadas: la mente, los pensamientos, los conflictos, la verdad.

  • Oros: el cuerpo, el trabajo, la materia, el sustento.



El tarot, entonces, no es predictivo en esencia: es un camino de exploración personal. Y entender la diferencia entre Arcanos Mayores y Menores nos ayuda a leer con más profundidad lo que la vida —y nuestra propia energía— está queriendo mostrarnos.


Porque a veces necesitamos ver el alma.

Y otras veces, simplemente, escuchar el mensaje de cada día con más conciencia.



 
 
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