No estamos solos
- Ana Ricci
- 22 abr
- 1 Min. de lectura
A veces, en medio del ruido del mundo o del silencio de una noche larga, podemos sentirnos solos. Pero si cerramos los ojos por un instante y afinamos el corazón, algo se revela: no estamos solos.
No importa cuán separadas parezcan estar las vidas, los caminos o los cuerpos. Hay una red invisible que nos enlaza. Es la energía del universo, la que pulsa a través de la naturaleza, del pensamiento, de la intención amorosa. Es una corriente sutil que nos sostiene, aun cuando no la veamos.

El universo nos tiene presentes. Cada movimiento que hacemos vibra en un plano más amplio. Cada emoción, cada pensamiento, cada decisión genera ondas que alcanzan lugares que no podemos medir. Somos parte de algo mayor, siempre.
Las personas que amamos también están con nosotros, incluso cuando están lejos o cuando ya no están. A veces se manifiestan como una sensación, una memoria que llega suave, una frase que aparece justo en el momento necesario, una sincronicidad que nos guía.
Nuestros vínculos, nuestros afectos, nuestras almas amigas: todos seguimos conectados en el tejido de la vida. Esa conexión no siempre es visible, pero se siente. Y cuando lo olvidamos, basta con respirar profundo, cerrar los ojos, y abrirnos al misterio de esa presencia.
Porque no se trata de ver, sino de reconocer.
No estamos solos. Nunca lo estuvimos.