Origenes del Mindfulness
- Ana Ricci
- 21 abr
- 2 Min. de lectura
La práctica del mindfulness —que en español podríamos traducir como “atención plena” o “presencia consciente”— tiene sus raíces en las tradiciones contemplativas del Oriente, especialmente en el budismo. Hace más de 2500 años, Siddhartha Gautama, el Buda histórico, enseñaba que cultivar la atención consciente era uno de los caminos principales para reducir el sufrimiento y alcanzar la sabiduría.
En el budismo, esta práctica se conoce como “sati” en lengua pali, y forma parte del Camino Óctuple, un conjunto de prácticas éticas y mentales que conducen a la liberación. “Sati” no solo implica prestar atención, sino hacerlo con una actitud de curiosidad, aceptación y no juicio.
A lo largo de los siglos, estas enseñanzas fueron transmitidas, reformuladas y vividas en diferentes escuelas del budismo, como el Zen japonés, el Chan chino o el Vipassana del sudeste asiático, donde el mindfulness sigue siendo una práctica central.
Su llegada a Occidente
Aunque algunas enseñanzas budistas comenzaron a llegar a Europa en el siglo XIX a través de estudiosos y misioneros, el gran salto del mindfulness al mundo occidental ocurrió recién en el siglo XX.
Uno de los grandes pioneros fue el maestro zen vietnamita Thich Nhat Hanh, quien enseñó a miles de personas en Europa y América cómo aplicar la atención plena en la vida diaria. Su estilo era simple, profundo y compasivo, y muchas de sus frases siguen inspirando hasta hoy.
Pero el gran punto de inflexión fue en 1979, cuando Jon Kabat-Zinn, biólogo molecular estadounidense y practicante de meditación, creó el Programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness (MBSR) en la Universidad de Massachusetts. Él tomó las enseñanzas esenciales del budismo, pero las presentó en un formato laico, accesible y adaptado al contexto médico y psicológico.
Kabat-Zinn definió el mindfulness como:
“Prestar atención de manera intencional, en el momento presente, y sin juzgar.”
Desde entonces, el mindfulness se expandió rápidamente en áreas como la psicología, la medicina, la educación, el coaching y el bienestar general. Se lo ha aplicado con éxito para tratar el estrés, la ansiedad, el dolor crónico, la depresión y como herramienta para mejorar la calidad de vida.

Mindfulness hoy
Hoy, el mindfulness no solo es parte de hospitales y universidades de todo el mundo, sino también de escuelas, empresas y programas de desarrollo personal. Aunque algunas versiones han sido despojadas de su raíz espiritual, muchas personas y escuelas siguen enseñándolo con profundo respeto por sus orígenes y con una intención genuina de transformación.
En el fondo, el mindfulness es una herramienta para vivir mejor. Nos enseña a estar presentes, a responder en lugar de reaccionar, a vivir con más conciencia, y a conectarnos —de verdad— con nosotras mismas, con los demás y con el mundo.